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Dia 6, ninguna persona merece esto

Día 6, domingo 19 de junio.
Diario de a bordo proyecto Risas Solidarias

DSC04930-1024Empezamos el día en el camping de la playa llamada “Potamos”. Algunas gotas de lluvia y un rico desayuno nos prepara para salir hacia Polikastro, un pueblo a unos 60 Km de Tesalónica que hace poco era el punto neurálgico de la cooperacción en el campamento de refugiadxs de Idomeni y sucesivamente de Eko.

En el camino vemos éste último campamento, rodeando la gasolinera griega de Eko, donde las personas expulsadas por el desmantelamiento forzoso de Idomeni, habían encontrado otro lugar donde seguir esperando. También éste, hace menos de una semana, fue desmantelado por orden de la autoridades y la gente expulsada con prisa, dejó rastros de sus vidas. No niego que ver estas tiendas vacías  y abandonadas, las bolsas de basura, la valla, el comedor improvisado todo allí sin personas, nos remueve y deja salir algunas lágrimas.
Ayer actuamos en el campamento de Vasilika donde estas personas han sido transferidas y pensé en todxs lxs niñxs jugando allí, entre una gasolinera y una carretera.

Entrando en el pueblo de Polikastro, llegamos a un gran almacén llamado “Ware House”, se puede leer en azul “Fuck the Borders” en una pared.

DSC_0756-1024Allí encontramos de manera mágica a Yohana, una voluntaria independente de Bilbo, que lleva aquí 10 dias. Nos cuenta lo que en su estancia ha podido aprender. Nos habla del mutismo de las grandes asociaciones, del silencio que circunda todas estas personas, de las dificultades de entrar y ayudar en los campamentos como voluntarios independientes y de la dificultad de encontrar informaciones. Nos cuenta también del trabajo de la Cruz Roja en el campamento de Nea Cabala, trabajo que se puede resumir en dormir bajo una carpa blanca con cruces rojas y con nada en el almacén de las medicinas (trabajo que pudimos observar también nosotrxs por la tarde).

Sin haberlo programado y en su día libre, nos lleva al campamento de Neo Cabala donde ella está trabajando, a pocos minutos de Polikastro. Yohana nos sugiere poner buena cara con la policía y los militares, que en este campo hacen controles para poder entrar en el campo sin autorización oficial. Entonces nos ponemos nuestras maravillosas narices rojas y una sonrisa en la cara y como la suerte está de nuestro lado, conseguimos el permiso para entrar, permiso que, permitidme decir, no deberíamos mendigar.

Tenemos restricciones:

  • 3 horas máximas en el campo,
  • NO podemos hablar con las personas adultas,
  • NO podemos utilizar móviles ni grabar y/o hacer fotos.

Entramos, lxs niñxs con cariño nos reciben, y andamos al lado de un reencuentro extraordinario. Un padre llega en taxi, maleta y carpeta con documentos y fotos entre las manos. Bajo nuestros ojos un militar lleva dos niños a la puerta del campamento, bajo nuestros ojos el padre abraza nuevamente entre lagrimas a sus hijos. El campo se desarolla alrededor de una pista antigua de aterrizaje, hay una pequeña escuela y algunos columpios y un tobogán. Allí sobreviven personas provenientes de Siria e Irak ( éstos son con quienes pudimos contactar). Nos dicen que en el campo no hay muchas personas religiosas y que generalmente es tranquilo.

425311166_13520Después de una breve visita nos vestimos de payasxs y realizamos un pasacalles por el campo. Hay muchos niñxs, nos hacen juegos y bromas, reímos, abrazamos, corremos por la pista de aterrizaje que ya no está abandonada. El ritmo del tambor nos guía y lxs niñxs y mayores nos siguen. Nos ofrecen agua a menudo, nos cogen las manos. Muy bella la sensacción de estar allí con ellxs, aunque sea por un ratito.

Durante el espectáculo algunos jóvenes nos ayudan a traducir a lxs ninxs quienes somos y de dónde venimos, también nos ayudan a mantener más o menos un corro “ordenado”.
Se ríen, lo mejor para nuestro proyecto y un regalo para nosotrxs también.

Nos despedimos entre efusivas muestras de cariño. Noté que algunxs niñxs tenían las manos quemadas, signo todavia más evidente de lo mucho que han sufrido. Tan pequeñxs y tan llenxs de vida, capaces de donarnos tanto amor y sonrisas.

En la puerta antes de irnos un hombre de Siria nos cuenta que él y tres niñas pequeñas ( algunas de éstas tenían aún los padres en Siria) está esperando los documentos para poder salir de Grecia. Nos agradece y nos invita a difundir y hablar sobre la situación de abandono que están sufriendo en los campamentos. Con todo el respeto posible le pedimos perdón por la situación tan inhumana e indigna que él y las demás personas refugiadas están viviendo y con la cual nosotrxs y otros millones de personas no están de acuerdo. Le expreso la vergüenza que siento en ser parte del mecanismo europeo. Nos agradece cogiéndonos las manos.

Gracias personas refugiadas por habernos dado tanto en tan poco tiempo.

Ningúna persona merece esto.

Greta

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